La paradoja del amor…
Pascal Brukner
Al llegar al
atardecer de nuestras vidas, tenemos la sospecha de que a veces hemos actuado
mal. No hemos utilizado las palabras adecuadas para el amigo que las
necesitaba, para el niño que se nos había confiado, hemos abandonado a seres
desgraciados, hemos herido a nuestros seres queridos.
Unas veces
hemos sido cobardes y mezquinos, pero otras veces nobles y generosos. Esa es la
abundancia del corazón: que en medio de tanta bajeza, sea capaz de hacernos
mejores, de elevarnos por encima de nosotros mismos.
A todos los
atenazados por el miedo a la decepción o la burla, hay que repetirles: no os avergoncéis
de vuestras contradicciones o de ser lo que sois, ingenuos,
sentimentales, fieles o volubles. ¡No os dejéis intimidar! No hay un único
camino hacia la felicidad.
Amamos
tanto como los hombres pueden amar, es decir, imperfectamente.
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