Amar a un ser humano es aceptar la oportunidad de conocerlo
verdaderamente y disfrutar de la aventura de explorar y descubrir lo que guarda
más allá de sus máscaras y sus defensas, contemplar con ternura sus más
profundos sentimientos, sus temores, sus carencias, sus esperanzas y alegrías,
su dolor y sus anhelos; es comprender que detrás de su careta y su coraza, se encuentra un corazón
sensible y solitario, hambriento de una mano amiga, sediento de una sonrisa
sincera en la que pueda sentirse en casa; es reconocer, con respetuosa
compasión, que la desarmonía y el caos en los que a veces vive, son el producto
de su ignorancia y su inconsciencia, y darte cuenta que si genera desdichas es
porque aún no ha aprendido a sembrar alegrías, y en ocasiones se siente tan
vacío y carente de sentido, que no puede confiar ni en si mismo; es descubrir y
honrar, por encima de cualquier apariencia, su verdadera identidad, y apreciar
honestamente su infinita grandeza como una expresión única e irrepetible de la
Vida.
Humberto Maturana
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