Amar a un ser humano es atreverte a
expresar el cariño espontáneamente a través de tu mirada, de tus gestos y
sonrisas; de la caricia firme y delicada, de tu abrazo vigoroso, de tus besos,
con palabras francas y sencillas; es hacerle saber y sentir cuánto lo valoras
por ser quien es, cuánto aprecias sus riquezas interiores, aún aquellas que él
mismo desconoce; es ver su potencial latente y colaborar para que florezca la
semilla que se encuentra dormida en su interior; es hacerle sentir que su
desarrollo personal te importa honestamente, que cuenta contigo; es permitirle
descubrir sus capacidades creativas y alentar su posibilidad de dar todo el
fruto que podría; es develar ante sus ojos el tesoro que lleva dentro y
cooperar de mutuo acuerdo para hacer de esta vida una experiencia más rica y
más llena de sentido.
Humberto Maturana
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