martes, 13 de diciembre de 2011


La paradoja del amor…
Pascal Brukner

Al llegar al atardecer de nuestras vidas, tenemos la sospecha de que a veces hemos actuado mal. No hemos utilizado las palabras adecuadas para el amigo que las necesitaba, para el niño que se nos había confiado, hemos abandonado a seres desgraciados, hemos herido a nuestros seres queridos.

Unas veces hemos sido cobardes y mezquinos, pero otras veces nobles y generosos. Esa es la abundancia del corazón: que en medio de tanta bajeza, sea capaz de hacernos mejores, de elevarnos por encima de nosotros mismos.

 A todos los atenazados por el miedo a la decepción o la burla, hay que repetirles: no os avergoncéis de vuestras contradicciones o de ser lo que sois, ingenuos, sentimentales, fieles o volubles. ¡No os dejéis intimidar! No hay un único camino hacia la felicidad.

Amamos tanto como los hombres pueden amar, es decir, imperfectamente.





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